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Ausencia de órganos de Gobierno

  • Portafolio.co
  • 12 mar 2016
  • 3 Min. de lectura

Por Gonzalo Gómez Betancourt.

Mientras la tendencia se encamina a lograr que las empresas establezcan órganos de gobiernos cada vez más formales, en Colombia nuestros fundadores de empresa familiar están alejados del tema.

Como si esa regulación (órganos de gobiernos) sólo fuera importante para multinacionales o grandes empresas. Los órganos de gobierno han demostrado ser la clave del éxito de las empresas de familia y sin embargo caemos en la trampa de no creerlo. En el mundo se habla de la inminente necesidad de establecer órganos de gobierno en todas las empresas, los gobiernos son cada vez más exigentes en las regulaciones de sus organizaciones, de conocer cómo se gobiernan y cómo se dirigen para evitar los escándalos que se vivieron en el año 2008, especialmente en Estados Unidos. Sin embargo, nuestra primera generación de empresarios familiares parece estar alejados de esta realidad, como si no los tocara a ellos, o fuera una discusión de grandes corporaciones y no de PYMES. La ausencia de órganos de gobierno, el desconocimiento en el tema o la confusión de los mismos, como es usual que ocurra en países como España, es una trampa que se presenta con frecuencia en todas las organizaciones familiares, independientemente de su tamaño y en cualquiera de las etapas de su vida. Debido a esta falta de interés, de visión o de conocimiento con respecto a la necesidad de contar con órganos de gobierno tanto en la empresa, como en la familia y en la propiedad, los fundadores terminan por implementarlos a su medida y a su estilo, que en vez de ayudar a las empresas, terminan por acrecentar problemas, como la falta de una visión externa e independiente para evitar el emocionalismo en la toma de decisiones estratégicas de la familia empresaria. Esta trampa está tan arraigada en nuestro medio, que hace poco un fundador de una empresa muy importante me dijo que tener órganos de gobierno en la empresa como la Junta Directiva era pura burocracia, en su criterio, ésta hace perder la ventaja competitiva más grande de la empresa familiar, que es la agilidad para tomar decisiones, precisamente por no tener que consultárselas a nadie. El no cree en las juntas porque considera que no tienen la capacidad de conocer la organización a fondo y que nosotros los académicos estamos alejados de la realidad y por eso le damos tanta importancia al tema. Le contesté que los académicos nos basamos en la realidad de cientos de empresas familiares, estudiando a fondo lo que sucede en ellas generación, tras generación, analizando qué han hecho para tener éxito y sin duda, las compañías con órganos de gobierno en cada uno de los ámbitos de la empresa familiar: Familia, Empresa y Propiedad, logran permanecer en el tiempo con excelente desempeño. Quizás mientras su punto de vista se suscribe solo a una parte de la vida de una empresa, el inicio, nosotros observamos fundadores a lo largo y ancho del mundo que compartieron con su junta directiva sus planes; son personas que no solo aprovechan el conocimiento de terceras personas más exitosas que ellos, sino que además enseñan con el ejemplo a sus hijos, nietos y empleados. Es un hecho que con el tiempo las organizaciones cambian y al hacerlo se necesitan más cabezas para pensar, máxime en un entorno económico tan incierto como el actual, así que mi primera recomendación, antes de entrar a hablar de lleno de los órganos de gobierno que deben implementarse en cada uno de los ámbitos de la empresa familiar, es que los fundadores validen con humildad las decisiones que toman con su junta directiva. La experiencia ha demostrado que los empresarios que sí tenían cotejadas esa validación de ideas con juntas independientes, han disminuido en un alto porcentaje su nivel de riesgo, mientras que cuando toman decisiones solos, el riesgo de perder el patrimonio es muy alto.

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